domingo, 29 de enero de 2012

Crónicas de funciones: Luisa Miller, ABAO, Bilbao, 21/01/12


Breves impresiones sobre la función del pasado sábado 21 de febrero.

Notable nivel general, lo cual es de agradecer en un Verdi notable, aunque no genial, pero sin duda exigente en lo vocal y en lo dramático. Funciono todo bastante bien, como digo.

Nota alta para la orquesta (Orquesta Sinfónica de Szeged, para mí desconocida...) y el director (R. Frizza): nervio, recreación melódica, sonido generoso pero sin tapar a los cantantes, buena concertación. En fin... un Verdi auténtico y una orquesta mucho más que decente, desde luego.


Cedolins: la voz está deshilachada, no tiene una presencia excepcional, pero quien tuvo, retuvo, y hay cantante. Eso significa, que la voz calienta y llega al final para dar lo mejor. Además, el tercer acto es el más dramático de Luisa Miller y el que mejor le va a una voz como la suya, ya no tan dúctil para las agilidades, si bien aseadas, sin dificultades para irse arriba, pero sin esa sensación de comodidad y desahogo que cabria demandar. En fin, una Luisa Miller muy digna, con un tercer acto estupendo. También muy bien resuelta la escena del segundo acto (Tu puniscimi... A brani...). Resumiendo, como sucedió con su Elisabetta sevillana. La voz no está en plenitud, pero
la cantante le saca el máximo partido posible.

Sartori: habiéndole escuchado varias veces, por ejemplo un estupendo Don Carlo en Berlín en 2011, me parece que es un tipo profesionalísimo, con un timbre algo leñoso, pero homogéneo, que se va arriba sin titubeos (ya no tiene esos problemones de pasaje que tuviera hace años...), y sobre todo frasea con enorme gusto. No es
Bergonzi, pero canta Verdi como es debido. Estupendas todas sus intervenciones, vibrante, pleno de voz, gustó mucho en Bilbao.

Rodríguez: primera vez que le podía escuchar y grata sorpresa, pero con matices. Sin duda, hay una voz de barítono que es un gusto escuchar. En la línea de los grandes, no hay que decirlo con la boca pequeña. Pero... le saca poco partido. Como intérprete es limitado. En concreto, no intenta (o no puede) hacer media voz alguna. Todo en un forte matizado que suena, y muy bien, pero falta drama, falta personaje. Miller no es Rigoletto, pero cada intervención del papel es un caramelo. Y no falló ninguna, pero eché de menos algún que otro matiz y recreación. Pero vaya, un cantante seguro y vocalmente un gusto a los oídos. En escena igualmente limitado, un palo, sin ternura alguna hacia Luisa durante el tercer acto, salvo cuando ya era inevitable amarrarla porque se iba al suelo... En fin, mejorable la implicación teatral.

Los bajos, Bou y Zanellato, de aprobado raspadito. Muy mejorables y muy deslucida la escena del Conde, que es una preciosidad de aria y pasó sin pena ni

Decente y digna la condesa de G. Lanza. Nada que objetar, salvo un vibrato un pelín excesivo para mi gusto.

El coro mejor que en anteriores intervenciones, sobre todo en el tercer acto.gloria.


Y la propuesta en escena, a cargo de Denis Krief, me pareció mediocre. Sin demasiadas ideas, con alguna ocurrencia impertinente (esos bailes de la primera escena...), con una escenografía poco operativa, con esos módulos y esos paneles corridos. Bastante decente la iluminación, sin embargo. Y el vestuario anodino.

En resumen, buena función. Disfrutada Luisa Miller, en términos generales, con un estupendo tercer acto y detalles más que dignos en el primero y en el segundo. Lástima de los bajos...

fdo. Alejandro Martínez

* En este enlace podéis también consultar la crónica de nuestro amigo Javier del Olivo para MundoClásico.

* Imágenes: © 2012 by E. Moreno Esquibel

lunes, 23 de enero de 2012

Crónicas: recital de Renée Fleming, Valladolid, 18/12/2011


Recital de la norteamericana en el "Miguel Delibes" de Valladolid acompañada por la Orquesta de Castilla y León, dirigidos por Miguel Harth-Bedoya.

Un concierto para disfrutar, para llorar y para ser seducido. Un programa a la medida de la Fleming que abarcó desde el barroco a la música de Barber pasando por el tamiz de Herrmann, Strauss, Mozart, Franz, Cilea, Leoncavallo y Puccini más las propinas de Strauss, Puccini, Korngold y Schubert.

Estuvimos ante una voz fresca, sensual, y de bello timbre aunque los graves sonaban un tanto "atubados" sobre todo cuando interpretaba las piezas en latin. En la primera parte destacó vocalmente (y musicalmente) en una interesante Cleopatra en la Ópera "Antony and Cleopatra" de Barber; una refinada "Arabella"de Strauss, y una sobriedad y lirismo emocionantes en el lied "Morgen" de Strauss que arrancó cálidos aplausos. Espléndida.

En la segunda parte del recital pudo haber prescindido del "Panis angelicus" de la Misa de Frank, de la coloratura de Mozart en la "Misa en do" o de la curiosa "La Bohème de Leoncavallo.

Pero los decibelios musicales aumentaron en el aria "Poveri fiori"de "Adriana Lecouver", en el "Vissi d´arte" de "Tosca" y sobre todo en las tres nuevas propinas. "O mio babino caro", "la canción de Marietta" y el "Ave María". Sublime interpretación que hicieron saltar lágrimas y aplausos. Emocionante.

La orquesta cumplidora, a la altura del recital y con empaste; aunque algunos momentos los metales...

fdo. johnny guitar

jueves, 19 de enero de 2012

Propuesta de viaje a Pamplona: Norma, de Bellini, con Fabio Biondi.

Estimados socios y amigos,


desde la Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta hemos preparado un posible viaje a Pamplona, el día 19 de febrero, domingo, para disfrutar de la ópera Norma, representada en versión concierto, en el Auditorio Baluarte, a cargo del director Fabio Biondi, reconocido y personalísimo intérprete, rodeado de un eficaz reparto de cantantes y músicos.


http://www.baluarte.com/general.php?idi=cas&sec=1&sub=1&fecha=2012-02&id=1067


Como Asociación, proponemos a nuestros socios y amigos la posibilidad de adquirir un paquete que incluye la localidad y el viaje de ida y vuelta en el día, en autobús. Dicho paquete ofrece dos modalidades, bonificadas en su precio para nuestros socios:


Localidades de zona 1 + viaje (ida y vuelta) por 55 € para socios y 70 € para el resto de personas interesadas.


Localidades de zona 2 + viaje (ida y vuelta) por 50 € para socios y 60 € para el resto de personas interesadas.


Las personas interesadas disponen hasta el día 10 de febrero para confirmar su inscripción. Las plazas son limitadas, sólo 50. El viaje será posible si se cubren al menos 25 de esas plazas.


Las plazas se reservarán en estricto orden de respuesta. Para confirmar vuestra inscripción debéis enviar un correo con vuestros datos personales a info@operaaragon.es, antes del 10 de octubre.


Una vez confirmado el viaje, se enviará un e-mail a todos los que vayan a desplazarse, para indicarles cómo deben proceder al ingreso en cuenta de los costes del viaje y para concretar también los horarios del desplazamiento.


No dudéis en extender la oferta a quienes consideréis interesados en el viaje.


Gracias por vuestra atención y un cordial saludo,


Junta Directiva

Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta

martes, 17 de enero de 2012

Crónicas de funciones: Iolanta/Perséphone, Teatro Real, 14/01/12


Aquí van unas notas sobre la función del estreno:

- Comencemos por el interés del díptico presentado. Ambas obras son bien interesantes. Personalmente, un punto más destacable Iolanta que Perséphone, quizá por una sentimentalidad más directa y una instrumentación más sutil que la premeditada y a veces rebuscada arquitectura musical de las páginas de Stravinsky. Digamos que Tchaikovsky se limita a llegarnos con uno de sus productos perfectos y acabados mientras que a Stravinsky se le ven las costuras y el interés premeditado por resultar ecléctico y fascinante. La vinculación de ambos títulos está muy bien traída, sobre todo merced a un buen trabajo de Peter Sellars a este respecto. Bien podría haberse presentado Iolanta en solitario, si bien habitualmente se ha representado junto a otros títulos (Aleko, etc.) o ballets. Sea como fuere, la sintonía entre ambas historias en torno a la búsqueda de la luz, el desvelamiento de las tinieblas, la transición entre el mundo de los muertos y de las sombras y el amanecer de la visión y la primavera, etc, etc. Todas esas analogías confluyen finalmente hasta convertir el díptico en una propuesta bien fundada y escogida.


- Decía que la labor de Peter Sellars es fundamental para sostener la propuesta de ambos títulos vinculados. Y así es, si bien no se trata de uno de los trabajos más acabados y deslumbrantes de Sellars. Volcado todo su esfuerzo en subrayar la ritualidad de Perséphone y el misticismo de Iolanta, ambas óperas comparten escenografía (a cargo de Tsypin), figurines (Pakledinaz) e iluminación (Ingalls), en un acierto para vincular figurativamente ambas historias. La labor de Peter Sellars es más personal en el caso de Perséphone que en el de Iolanta. También por la naturaleza de la obra de Stravinsky, más abierta a una elaboración donde se encuentran la danza, el mimo, la declamación, el canto, etc, etc. Iolanta es una historia más clásica, una especie de revival decimonónico de una genial historia medieval, hermosísima, cargada de alegorías. Y en este caso Sellars "se limita" a servir a la notable y clara exposición de esas alegorías en torno a la vista, la luz y el mundo de los colores (las flores...). Resumiendo, pues, una buena labor de Sellars, pero no tan espectacular como en otros trabajos suyos (su Mozart o su Theodora, sin ir más lejos).


- La dirección musical fue toda una sorpresa, para bien. Currentzis, que venía apadrinado por Mortier y del que se habían dicho aquí y allá algunas barbaridades, resultó sin embargo una batuta sensible, atenta, capaz de distinguir planos, dinámicas, generar climax, contener el sonido y atender a los cantantes. En suma, no es una batuta histórica, pero creo que firmó un gran trabajo al cargo de una orquesta que sigue sonando estupenda. Lo mismo cabe decir del magnífico coro, incluido el infantil. Es una suerte ir contando con estos cuerpos estables. La labor de Mortier en este sentido no puede sino aplaudirse una vez más.

- Y vayamos con las voces.

Comenzando por la protagonista, Scherbachenko, que resultó irregular e insuficiente para un rol protagonista tan atractivo. A la voz le falta carnosidad, suntuosidad y calor. Ella es una cantante sensible, ofrece un fraseo bien labrado, pero técnicamente hay insuficiencias evidentes de afinación y de resolución del agudo. Contar con una Iolanta más redonda hubiera elevado el nivel de la función. No fue una Iolanta indigna, de hecho fue bien aplaudida, pero supo a poco.

Ulyanov ofreció la mejor interpretación de cuantas le recuerdo en directo. Su fonación es notoriamente mejor en su idioma natural que cuando canta en italiano. La voz sigue careciendo de un color cálido y singular, es la de un típico bajo eslavo, sin más, pero el cantante es completo, vocal y escénicamente, y busca convencer, no sólo sonar, recreando un fraseo emocionante, durante toda la función pero singularmente en la hermosa aria del rey Rene, que bordó (no dejen de buscar la interpretación de esta aria a cargo del gran Ghiaurov, en el cd de arias grabado para Decca con E. Downes a la batuta).


El tenor, Paver Cernoch, tiene una voz algo difícil, carece de una belleza inmediata, pero sin embargo resulta comunicativa, incluso a pesar de una resolución técnica bastante personal. Ofreció un Vaudémont emocionante, intentó muchos matices y resultó más que convincente. Un acierto de cast, en suma, a falta de un Beczala o semejante para redondear la faena (por cierto, no dejen de escuchar la hermosa aria de Vaudémont en el cd de arias eslavas de Beczala).

Toda una sorpresa la voz del barítono Alexej Markov. Una delicia, un tipo a seguir de cerca y que ya ha cantado mucho y muy bien en Rusia, e incluso este mismo rol en la Iolanta de hace unos años en Salzburgo, con Netrebko y Beczala. La voz es grande, homogénea, suena liberada, resuelve arriba con sobrada convicción, frasea con emoción y regula con eficacia. Su aria, que es hermosísima, fue el momento más redondo de la noche, para mi gusto (dicho sea de paso, escuchen ese aria en el cd de Gerald Finley para Chandos, en inglés, bien lograda).

Un lujo contar con Willard White para el papel del médico árabe. Vocalmente los años pesan, pero sigue siendo un profesional como la copa de un pino, escénicamente soberbio. Además, resulta bien interesante observar la panoplia de roles que interpreta actualmente, en tan diversos idiomas: ahora mismo recuerdo su participación en un Britten de la ENO, en un Janacek en Berlín y ahora en este Tchaikovsky del Real. Todo un esfuerzo de dedicación artística.

El resto del reparto estuvo a la altura, incluso con alguna voz de más empaque que la de la propia protagonista.

Muy emocionante el momento coral incluido tras la recuperación de la vista por Iolanta. Según explicaba Téllez en su charla, es una acertada "ocurrencia" del propio Currentzis, haber incluido esa página litúrgica firmada por el propio Tchaikovsky como colofón a ese momento de la historia.


- Respecto a Perséphone:

Esforzado trabajo de Paul Groves, un tenor que me gusta especialmente, a pesar de que el agudo más extremo tiende a blanquearse innecesariamente. El centro vocal es, sin embargo, muy bonito y canta con una ortodoxia total en francés, que es la lengua en la que se representa Perséphone, sobre texto de A. Gide. Además, escénicamente hizo un trabajo comprometidísimo con la dirección de Peter Sellars. Su papel es largo, casi un canto constante, y no flaqueó en ningún momento.

La actriz a cargo del rol titular, Dominique Blanc, hizo una buena labor, pero sus intervenciones, amplificadas, resultaban algo extrañas al oído, en comparación con el resto de los intérpretes. Me pregunto si no se le hubiera oído bien en ausencia de amplificación, o con una amplificación menos obvia...

La labor del coro, incluido aquí el coro infantil, fue de nuevo impecable en este título, donde el coro tiene un papel constante y bien relevante. También creo muy destacable la presencia de los bailarines camboyanos, cuya presencia no es casual, fruto de un rebuscado exotismo, sino que atiende a una historia que el propio Peter Sellars explicó en su encuentro con el público y que algún otro forero podrá ampliar mejor que yo. No es una tontería y es bien interesante, a ver si alguien se anima a ampliarlo.


En resumen, una buena función, mejor la Iolanta que la Perséphone, musicalmente muy bien resuelta, vocalmente a la altura, salvo algún detalle mejorable, y escénicamente bien resuelta. Pero no fue una noche espectacular, y estuvo, evidentemente, un punto por debajo de los tres títulos anteriores vistos en el Real, que me parecieron prácticamente redondos.

Recomiendo asistir, pues, por el interés de las obras, por el buen nivel general de los intérpretes y por la vistosa labor escénica (que nadie tenga "miedo" a la presencia de Peter Sellars a cargo del trabajo escénico, que el desconocimiento es el peor enemigo en estos casos, y Sellars no es ningún "enfant terrible" en busca de protagonismo fácil). Iolanta, especialmente, es una ópera preciosa que no deberían perderse.

Fdo. Alejandro Martínez

lunes, 2 de enero de 2012

Crónicas de funciones: Linda di Chamounix, Liceo


Conservar el candor


Varias de las óperas de Gaetano Donizetti, incluso siendo éxitos en sus estrenos, cayeron en el olvido durante muchos años, hasta el “resurgimiento” en este siglo que le hemos de agradecer, entre otros, a figuras como Maria Callas. Después de asistir a la cuarta representación de Linda di Chamounix en el Liceu no puedo sino pensar que la lírica no habría perdido gran cosa de seguir esta ópera durmiendo el sueño de los justos.

Estamos ante una obra de escaso interés en lo musical y nulo en lo dramático. La acción, prácticamente inexistente, gira en torno al honor puesto en entredicho (el “candor”) de la heroína, que no tiene claro si es Violetta Valéry, Lucia di Lammermoor o la Leonora del Trovatore. A ojos de un espectador del siglo XXI no es posible creerse el carácter “semiserio” que indica el libreto ante un argumento tan ingenuo y unos personajes que de puro ñoños caen en el ridículo.

Pero nada de esto tendría importancia si la música estuviera a la altura. Al contrario, Linda di Chamounix es un pastiche del Donizetti más chimpunero donde el sota-caballo-rey (recitativo-aria-cabaletta) se sucede de una forma tan previsible que aburre hasta al belcantista más acérrimo. Así durante tres horas largas. Un soberano aburrimiento.

Por tanto, el único interés de la propuesta del Liceu era el reparto con dos estrellas del panorama actual: Diana Damrau y Juan Diego Flórez. Ambos brillaron a máxima altura y nos hicieron disfrutar con sus espléndidas voces, su elegantísima línea de canto y su depurada técnica.

Cuando uno oye cantar a cualquiera de los dos, es legítimo plantearse si la lírica es un oficio tan complicado, dada la insultante facilidad con que se manejan ambos. Los brillantísimos agudos, los deliciosos pianísimos, los portamenti justos, el fiato de manual, la intención en los acentos, la afinación perfecta… se agotan los adjetivos para calificar el enorme trabajo de ambos cantantes, justamente ovacionados. Quien afirme que estamos en la era del fin de las voces operísticas debería hacérselo mirar.


Pero al lado de los dos divos es necesario destacar la labor de otros dos grandes cantantes que nos hicieron disfrutar enormemente de su trabajo: Simón Orfila y Silvia Tro. El primero, en su papel de prefecto mostró soltura y rotundidad en un papel de escaso lucimiento, mientras que la segunda sí que brilló en el precioso papel de Pierotto (de lo poco disfrutable de la partitura).

El resto del reparto resultó bastante mediocre. Bruno de Simone demostró vis cómica como el marqués, pero poco más. Pietro Spagnoli fue decididamente flojo, escaso de volumen y aún más de matices, una pena. El coro, que tiene un rol importante en la ópera, bien.

Marco Armiliato dirigía la orquesta del Liceu, de aprobados raspados ambos. Una lectura sin ninguna gracia, al puro servicio de los cantantes. La orquesta, aunque no sea de las mejores de Europa, sabe sonar cuando es bien dirigida. En este caso se limitó a cumplir.

Por último, la escena dirigida por Emilio Sagi y realizada por Daniel Blanco resultó muy apropiada a la obra: sosa y relamida. Tonos blancos y cremas que no estorbaban pero tampoco pasarán a la historia.

Hacía bastantes años que no se programaba la Linda en el Liceu. Esperemos que tarde unos cuantos en volver, no así los maravillosos Damrau y Flórez.

fdo. Alicia Cano