miércoles, 30 de octubre de 2013

Algunas reflexiones en torno al mito de Don Juan


Cartel del estreno de Don Giovanni, el 29 de octubre de 1787 en Praga

En estas fechas de primeros de noviembre, existe la tradición de representar las obras que recogen el tema y el mito de Don Juan. ¿Por qué esto es así? La explicación hay que buscarla en el estreno del Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Tuvo lugar el 28 de marzo de 1844 y fue un fracaso. Zorrilla vendió los derechos de la obra y no volvió a obtener ingreso alguno por ella. Por eso, en su madurez, no perdía ocasión de criticarla… Se volvió a poner en escena un 2 de noviembre, coincidiendo con el día de los Difuntos. Como en la segunda parte de la obra hay apariciones fantasmales, y muchas de sus escenas tienen lugar en el cementerio, tuvo una calurosa acogida y un rotundo éxito. Desde ese momento, se representa en España en torno al 1 y al 2 de noviembre, festividades de Todos los Santos y de los Difuntos.

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Madamina, il catalogo è questo (Don Giovanni, W.A. Mozart) - Luca Pisaroni

miércoles, 16 de octubre de 2013

¿Por qué Verdi?

Giuseppe Verdi
Giuseppe Verdi

No es difícil encontrar oyentes que aborrezcan el barroco, lo mismo que aficionados que busquen alejarse a toda costa del universo wagneriano. Idéntica situación nos encontramos con muchos otros compositores y repertorios, desde el belcanto a Britten pasando por Strauss. Pero hay, sin embargo, un par de compositores sobre los que reina el consenso y en torno a los que es difícil encontrar líneas de reproche o crítica. Me refiero a Mozart y a Verdi. Inmortales, universales, su música, por algún extraño motivo, es más eterna que las demás. Seguramente el secreto, que no es tal, estribe tanto en lo que nos comunican como en los medios que utilizan para ello. De hecho, en pocas partituras la forma y el fondo se funden de manera tan íntima como en las de Verdi y Mozart. Ambos nos hablan en un lenguaje atemporal, al mismo tiempo elevado y popular.

Centrémonos en Verdi, de cuyo nacimiento se cumplía el pasado día 10 de octubre el bicentenario. Seguramente el tema central de su obra sea la libertad. Y como reverso de ese tema, la cuestión del amor, que al fin y al cabo no es sino una manifestación tan paradójica como plena de esa libertad. Don Carlo es, para quién escribe estas líneas, el resumen más acabado y perfecto de esa dualidad entre amor y libertad. Cualquiera de sus personajes ejemplifica perfectamente este conflicto.

Pensemos en el gran papel de Felipe II, no sólo inquieto por las revueltas en Flandes, sino sobre todo "sgraziato genitor, sposo più triste ancor!". Se debate en cada escena entre sus pasiones privadas ("Ella giammai m'amo") y sus obligaciones públicas ("Nel posar sul mio capo la corona"). Su hijo Don Carlo es la manifestación más triste de esa impotencia que trae consigo a veces el amor. Sus dos grandes pasiones, Elisabetta y Flandes, se topan a cada paso con un muro. Elisabetta le es arrebatada nada más comenzar la ópera ('vi saluto, sposa a Filippo Re') y su querido Posa muere por él al acabar el tercer acto ("Io morrò, ma lieto il core"). Posa es precisamente el arquetipo máximo del amor y la libertad entendidas como una misma cosa. Seguramente sin su abnegada amistad por Don Carlos no entenderíamos su total dedicación a la causa de Flandes.

Finalmente nos encontramos con Elisabetta, el personaje más acabado de esta partitura verdiana. "Io son straniera in questo suolo", nos dice en el tercer acto. No hay mejor resumen para su desgracia. Ella es la víctima colateral y continuada de amores diversos que no se resuelven como debieran: el de Don Carlo por ella ("Tal nome no, ma quel d'altra volta"), el de ella hacía Felipe ("adultera consorte") y los amores de Éboli, bien hacia el monarca ("l'error che v'imputai io stessa avea comesso"), bien hacia Don Carlo ("voi la regina amate!") Al final se ve tan privada de amor como de libertad y sólo le queda aliento para pedir piedad ("se ancor si piange in cielo").

Éboli es un personaje extraño en esta encrucijada. Un tanto oscuro en su seducción, un tanto a contracorriente de lo expuesto aquí, a primera vista. Y sin embargo, lo cierto es que su conflicto es también el del amor/libertad. Es ya tarde cuando se da cuenta de que lo ha perdido todo ("un di mi resta"), renegando incluso de su belleza ("Oh, don fatale"). Para entonces ha perdido ya a su reina ("oh, mia regina") y a Don Carlo ("lo salveró!"). No ha sabido amar.

Todos caen entonces bajo esta misma encrucijada, en una ópera que tiene como telón de fondo la implacable represión de una Iglesia entonces cruenta, tan bien encarnada por el Gran Inquisidor. Incluso Felipe II se siente obligado a ceder ante las voluntades de la Iglesia ("dunque il trono piegar dovra sempre al'altare"). Una libertad coartada que en última instancia no es otra cosa que un amor no resuelto, negado y yermo. Verdi inmortalizó con este fresco histórico la universalidad de unas pasiones que, a cualquier escala, determinan nuestras vidas hoy, igual que lo hicieran en tiempo de Felipe II. Por eso Verdi, como Mozart, es universal, atemporal y único.

¡Viva Verdi!



Ella giammai m'amo - Jose van Dam

miércoles, 9 de octubre de 2013

Algunas reflexiones en torno al mito de Fausto

Esta entrada es el resumen del artículo "Algunas reflexiones en torno al mito de Fausto" de Ana Alcolea, que se puede leer completo aquí.

Faust im Studierzimmer-Georg Friedrich Kersting
Faust en su estudio - G. F. Kersting
Los mitos pretenden explicar lo inexplicable. Donde la razón no llega, llega el mito. La literatura está llena de personajes que encarnan aspectos míticos, a veces tan escondidos que no los reconocemos. Fausto es un viejo estudioso que vende su alma al diablo a cambio del conocimiento que le ha sido negado durante años. Siglos después de la existencia de un cierto doctor Faust, el poeta alemán Johann W. Goethe escribió su FAUSTO, que se publicó entre 1790 y 1833. Goethe la escribió durante prácticamente cuarenta años. La obra de una vida.

Y de eso habla Fausto, de una vida. O por mejor decir, de la VIDA con mayúsculas. Pues Fausto no es solo el viejo profesor que quiere volver a la juventud para disfrutar de la diversión y de las mujeres hermosas. No. Fausto somos todos nosotros. Fausto es el ser humano que se pregunta al final de su vida qué ha hecho con ella. Fausto quiere volver a vivir para arañar cada segundo de su vida y conocer lo que le ha sido vedado. Para amar. Quiere que su vida sea algo extraordinario. Como don Quijote. Mefistófeles estará al servicio de Fausto mientras dure su vida en la tierra. Los papeles se cambiarán cuando Fausto descienda al infierno en el momento en el que pida que un momento dulce y maravilloso se detenga. Ese es el trato pero en realidad, Fausto estará siempre manipulado por Mefistófeles. Y todo ocurrirá durante un VIAJE.

El viaje es, en la literatura, un símbolo del aprendizaje, del conocimiento, del mundo y de uno mismo: el protagonista conoce partes de él hasta ahora desconocidas, como su capacidad de amar y de matar. El viaje también es una peregrinación hacia el paraíso perdido. Se trata de un viaje circular, que empieza en la pérdida edénica, para volver a la vida eterna, en una suerte de muerte y resurrección. Pues bien, recordemos que la acción de Fausto tiene lugar en Pascua. Empieza y termina en una apoteosis cristiana de la Pascua de Resurrección, en la que Fausto, en la obra de Goethe, asistido por Margarita, asciende a los cielos.

En la obra hay una presencia evidente del cristianismo, potenciada por la figura del personaje femenino. En Margarita se funden los dos arquetipos de mujer que aparecen en La Biblia y en la mitología griega: la mujer tentadora, que lleva al hombre a la perdición, y la mujer salvadora, la donna angelicata del Renacimiento, que salva al hombre y lo conduce a la perfección. La deshonra de Margarita provoca la muerte de su hermano Valentín. Y será el amor por ella el que salvará del infierno a Fausto.

En Gounod, el personaje de Margarita mantiene su carácter puro y angelical, aunque en su locura se ve abocada al parricidio. En Goethe, las gotas para dormir que Mefistófeles le da para que su madre no se entere de sus encuentros con Fausto, acaban con la vida de la anciana. Este aspecto no aparece en Gounod. En la ópera, la madre ya está muerta y sí se habla de que Margarita ha tenido un hijo al que ha matado.


Quel trouble... Salut! demeure chaste et pure - Roberto Alagna

Margarite es una joven inocente que se deja seducir por las joyas y por las palabras de Fausto, siempre bajo el manejo de Mefistófeles. A partir del hallazgo del joyero y de mirarse en el espejo, Margarita dejará de ser inocente y pura. Y su acción conllevará la muerte de toda su familia: de Valentín, de su hijo y la suya propia. Asimismo, su casa dejará también de ser ese “demeure chaste et pure” del aria del tenor para pasar a ser un lugar de placer. El amor de Fausto y su arrepentimiento salvará a Margarita del infierno, y será llevada al cielo por un coro de ángeles en Pascua.

La ópera de Gounod no recoge nada de la segunda parte del Fausto de Goethe, es ambigua respecto a la suerte del protagonista, y termina con la apoteosis de la salvación de Margarita.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Gracias

Der Kaiser von Atlantis - Opera Aragon

Lo hemos conseguido. El reto era difícil, pero vuestra generosidad ha superado todas nuestras expectativas. Ayer fue un día grande para nuestra asociación. Y es que los ensayos de nuestra producción de Der Kaiser von Atlantis comenzaban al tiempo que lográbamos los 5.000€ buscados a través de la campaña de micromecenazgo.

Der Kaiser von Atlantis - Verkami

Estamos ilusionados, emocionados, agradecidos. Nuestra apuesta por la ópera en Aragón está llena de pasión y valentía, y contar con vuestro generoso respaldo no hace sino reafirmarnos en la viabilidad y sentido de nuestro proyecto. Por todo ello, gracias, una y mil veces. Nos vemos todos el día 24 de octubre en el Teatro Principal de Zaragoza.

Alejandro Martínez
Presidente de la Asociación Aragonesa de la Ópera