viernes, 20 de diciembre de 2013

Ópera y Navidad: Werther

Llegamos a fechas señaladas con las que la ópera guarda también una relación especial. "Noël! Noël! Noël! Jésus vient de naître, Voici notre divin maître..", cantan los niños ya a en la primera escena. Estamos todavía en julio y los niños han comenzado a ensayar ya sus cánticos navideños. Un hermosísimo dúo entre Werther y Charlotte, preñado de melancolía, resume su encuentro y su forzosa distancia:


En el acto segundo, tres meses más tarde y con Charlotte ya desposada con Albert, aquella vuelve a encontrarse con Werther. Ambos, conteniendo sus sentimientos, se despiden confiando en volverse a ver para Navidad: "Vous reviendrez...bientôt... tenez... à la Noël!".


El acto tercero nos sitúa de lleno en Nochebuena. Charlotte está en su casa leyendo de nuevo las cartas de Werther, interrogándose por el poeta, por su destino e incapaz de explicarse cómo pudo dejarle escapar:


Werther aparece entonces en escena, súbitamente, y lee para Charlotte una de sus poesías. Es el momento del conocido "Pourquoi me réveiller"


El cuarto acto comienza con una música terrible, que presagia un desenlace funesto. Massenet expone aquí una introducción orquestal de gran intensidad para meternos de lleno en esa noche de nieve agitada y angustiados sentimientos


Charlotte sale en busca de Werther pero llega demasiado tarde y le encuentra ya moribundo. Ella le confiesa su amor y él le pide perdón. A lo lejos escuchamos de nuevo el fatídico "Noël! Noël! Noël!" del primer acto. Werther fallece en los brazos de Charlotte mientras los niños entonan un villancico:



Una Nochebuena teñida de negro, sin duda, triste y tremebunda, pero retratada por Massenet de un modo fascinante y hermoso.



Queremos cerrar esta última entrada del año en el blog con un pequeño regalo en formato de primicia. Durante los últimos meses hemos estado trabajando en nuestra segunda producción de una ópera escenificada. Pronto os daremos todos los detalles, pero queríamos despedir 2013 compartiendo con vosotros una grata noticia: por fin, Carlos Chausson debutará en el Teatro Principal de Zaragoza el próximo 29 de abril de mano de la Asociación Aragonesa de la Ópera.

¡Feliz Navidad a todos!

Junta Directiva
Asociación Aragonesa de la Ópera

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Elvira de Hidalgo

Elvira de Hidalgo
Elvira de Hidalgo

Tras el arte incomparable de Maria Callas, que el lunes hubiera cumplido 90 años, hay un pedacito de lírica aragonesa. O mucho más que un pedacito, si somos estrictos. Porque la maestra que dio forma a la voz dotadísima y singular de Callas, la maestra que forjó su técnica absoluta no fue sino una turolense, Elvira de Hidalgo. Nacida en Valderrobles en 1891, fue la maestra de Callas en Atenas entre 1938 y 1943. Pero había sido mucho más en el mundo de la lírica durante las décadas anteriores.

Con sólo dieciséis años, tras estudiar en Barcelona con María Barrientos y en Milán con Melchor Vidal, debutó como Rosina de El barbero de Sevilla en el teatro San Carlo de Nápoles. A partir de entonces desarrolló una fulgurante y muy reconocida carrera como soprano de coloratura, especialista en papeles con escritura de agilidad como Gilda de Rigoletto, la Lucia de Donizetti o Elvira de I Puritani.


Actuó en todos los grandes teatros, desde los primeros coliseos europeos de Milán, Londres, Viena, París, Roma, Madrid o Barcelona a los grandes templos americanos, como el Metropolitan de Nueva York o el Colón de Buenos Aires. Actuó junto a nombres que son ya historia de la ópera, como Tita Ruffo, Chaliapin, Stracciari, Fleta o Battistini. Podemos hacernos cargo de su fama si atendemos a que fue la soprano elegida para representar en 1916 a Rosina en la conmemoración en la Scala de los cien años de El barbero de Sevilla.

Tras su retirada en 1936 se dedicó a la docencia, instalándose en Atenas hasta 1949. Después se mudó a Ankara y recaló finalmente en Milán, donde falleció en 1980, con casi noventa años de edad. Cuando nos referimos a los grandes nombres que Aragon dio a la ópera durante el siglo XX siempre reparamos en Fleta y Lorengar, pero convendría también reparar de vez en cuando en la notable trayectoria de Elvira de Hidalgo.