martes, 16 de octubre de 2012

Crónicas: recital de Ian Bostridge y Angelica Kirschschlager en el Teatro de la Zarzuela (Madrid, 15/10/12)

Wolf o cómo vino la modernidad

Lo mejor de oír un monográfico de Hugo Wolf es el poder apreciar la variedad de registros que trabaja en sus lieder. Encima si es con un ciclo como Spanisches Liederbuch con las dos partes, las canciones religiosas y las profamas, podemos repasar toda una gama de matices: de lo cómico a lo trágico, de lo íntimo al chascarrillo pasando por todo lo espiritual. Si Wolf bebe de la tradición lideística alemana no se le puede negar que la transforma y la lleva en palmitas al S. XX, a Weill, a Berg, a Schoenberg. Muchos de sus lieder "cómicos" suenan a café del Berlín de entreguerras, con ese desgarro, esa fuerza y ese deje canalla tan característico. Se vuelve más schumaniano en sus lieder amorosos pero siempre va un poco más allá que sus antecesores.

¿Y cómo se nos sirvió este plato de primera categoría en el recital de Bostridge, Kirchschlager y Drake? Pues se nos sirvió bien, estupendamente podría decir. Empezaré criticando a Bostridge. Y lo hago porque luego lo pondré por las nubes. Mira que me gusta como canta este hombre, pero no puedo evitar sentir que sobreactúa. Acostumbrado a cantantes pasmarotes (no miro a nadie, bien sabe Dios) su excesivo énfasis a la hora de cantar, de sus gestos, de su movimiento corporal hace que uno llegue a no creerselo. Pasa sobre todo en los momentos más cómicos, más de "jotas de picadillo" que montaron con la Angelika y que tienen su raíz en la picaresca española. Si la austriaca estuvo comedida y elegante, picarona pero señora, Ian parecía un junco desmadrado. Pero fue puntual. En el resto, sobre todo en el canto, estuvo supremo, maravilloso, increible. Entiende a la perfección a Wolf (los dos cantaron 34 lieder de memoria) y lo demostró. Que decir de sus medias voces, de sus imposturas, puro lujo (y puro exceso dirán otros).

Kirchschlager es una señora de los pies a la cabeza (que cuello tan bonito). Empezó floja pero fue mejorando. Se le vió más cantante de ópera, menos de lied, no sé si me explico. Pero aún así, cuando se metió en harina, bordó algunos de los lieder amorosos (maravilloso "Bedeckt mich Blumen" ¿Hay alguna palabra más bonita cantada en alemán que Liebe?). Se atragantó en el primer verso de su lied de la segunda parte, y lo solucionó como una diva. Que maravilla.


Drake es el promotor de este monográfico de Wolf (creo que hace todo su obra lideistica en el Wigmore Hall esta temporada). Le dió al pedal como un poseso pero supo matizar cuando fue preciso y siempre hubo mucha intención en sus dedos. Creo que es el culpable de los excesos de Bostridge porque con su piano le pedía más y más. Pero bueno como fue pocas veces lo perdono :). En general muy bien.

Maravillosa propia de Schumann a dúo, digno de un concierto tan maravilloso.

Fdo. Javier del Olivo

Click aquí para descargar el programa del recital

No hay comentarios :