domingo, 19 de septiembre de 2010

Crónicas de funciones: Eugene Onegin, Teatro Real, 11 de septiembre de 2010.

La presente temporada del Teatro Real arrancó la semana pasada con unas funciones de Eugene Onegin, de Tchaikovsky, a cargo de las huestes del Teatro Bolshoi de Moscú. Eugene Onegin es una opera magnífica, romanticismo en grandes dosis y música arrebatadora. La puesta en escena propuesta por Tcherniakov se antojó maravillosa, una auténtica delicia. Es difícil encontrar una mejor propuesta escénica para Onegin hoy en día. Sin duda una propuesta escénica referencial, junto al Onegin de Carsen. La dirección musical y la orquesta tendieron a ser de trazo grueso, pero también se recrearon como era de esperar con algunos momentos del más inspirado Tchaikovsky.

Monogarova, intérprete de Tatiana, posee una voz deliciosa y la maneja con soltura. Sus medias voces y un par de filados que dejó caer resultaron escalofriantes. Estupenda Tatiana, en suma. El Onegin de Kwiecien fue correcto. No es un barítono por el que cruzarse media Europa, pero su Onegin es intachable. No hace una creación personal, pero vocalmente es más que suficiente. Dolgov, intérprete de Lenski, estuvo francamente bien en el momento del "Kuda", y algo más irregular en las escenas previas. No era Lemeshev reencarnado, desde luego, pero tampoco un tenor desdeñable. Además recreó su Lenski comprometido plenamente con la propuesta escénica. El peor de la noche fue sin duda Kotscherga, firmando un Gremin inenarrable y bochornoso.

Resumiendo, pues, unas funciones disfrutables, las de este Onegin madrileño, donde todo fue en general correcto, sin destacar nada deslumbrante. Sobre todo hay que mencionar la maravillosa la propuesta escénica de Tcherniakov, digna de verse y recordarse.

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