miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ley de Mecenazgo

Hoy, en Heraldo de Aragón, se publica esta breve nota firmada por nuestro presidente, Alejandro Martínez, apoyando la elaboración en Aragón de una Ley de Mecenazgo:



Con la llegada al gobierno del nuevo equipo Popular, se anuncia en el horizonte la necesidad e inminencia de una Ley de Mecenazgo. La inminencia quizá no sea tal, pues una ley de tal alcance no puede resolverse en poco tiempo, pero la necesidad si se antoja irrebatible. En tiempos donde el grifo público apenas gotea y en un modelo de gestión empresarial donde la responsabilidad social, por imperativos coyunturales, casi siempre se traduce en solidaridad social y casi nunca en inversión cultural, es preciso impulsar un marco legal que invite a las iniciativas privadas a destinar parte de sus beneficios al sostenimiento cultural. En este sentido, una ley de mecenazgo debería ser la solución para las iniciativas ciudadanas con vocación cultural que carecen de recursos propios suficientes, pero que se traen entre manos proyectos interesantes y sostenibles. Para que dichos proyectos no dependan en exclusiva de la mano generosa del Estado, que cualquier día puede cerrarse, es preciso implicar a empresas y a colectivos privados en este tipo de patrocinios. Esa situación ayudaría a implantar la idea de que la cultura es un asunto de todos, incluidas las empresas de la región, y no una competencia pública que los gobiernos gestionan. La cultura también está en manos de los propios ciudadanos, asociados, que pueden gestionar proyectos culturales si se alcanza un maridaje de patrocinios públicos y privados. El modelo no es nuevo, en cualquier caso. Tanto la situación en Estados Unidos como el caso de algunos países vecinos nos da la imagen de una dinámica cultural en España inusitada. El mecenazgo no es una fórmula más para que el Estado recaude fondos para los proyectos que apoya, guiado por la habitual "dedocracia". Al contrario, es la solución para que cada iniciativa cultural pueda "buscarse los cuartos", al margen de las restringidas ayudas públicas, a menudo adjudicadas de antemano. Los gobiernos, en suma, con una buena ley de mecenazgo, no escogerían el destino de esas inversiones, se limitarían a desempeñar un rol regulador. Y es que la cultura no demanda subvenciones a fondo perdido, sino inversiones y condiciones favorables para el despegue de sus proyectos, sostenibles a medio plazo con su propia dinámica. La cultura no es insostenible por necesidad, pero tampoco puede depender por entero de cómo sople el viento en las cuentas públicas. Es urgente, pues, trabajar en una Ley de Mecenazgo, pero los detalles de dicha regulación darán la clave, en su momento, para concluir si hemos aprovechado la coyuntura adversa o si hemos sancionado una realidad ya asfixiada. Si una Ley de Mecenazgo se dibuja en la agenda de nuestra política cultural, es preciso poner en marcha mesas de trabajo con las asociaciones culturales que podrían valerse de su regulación.



Alejandro Martínez Rodríguez

Presidente de la Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta

No hay comentarios :