martes, 4 de septiembre de 2012

Crónicas. Recital de C. Stotijn en Vilabertran


El viernes 31 de agosto teníamos una nueva cita con la Schubertíada en Vilabertran, el recital de la mezzosoprano Christianne Stotijn y el pianista Julius Drake con obras de Rachmaninov, Mussorgsky y Grieg. La tramontana se había llevado el agobiante calor de días atrás y la iglesia de Santa María presentaba una buena entrada para asistir al debut en la Schubertíada de la cantante holandesa; no llegaba al lleno absoluto de Matthias Goerne y Alexander Schmalcz pero estas cosas sólo pasan con Goerne.

El recital comenzó con una selección de canciones de Sergei Rachmaninov que nos permitió apreciar la belleza de la voz de Christianne Stotijn, cálida y aterciopelada en el centro, de agudos magníficos y graves oscuros, así como el excelente acompañamiento de Julius Drake. El lirismo de la bien conocida Сирень (Lilo) fue el punto de partida del recorrido, que tuvo en mi opinión sus mejores momentos en Кольцо (El anillo) y Ветер перелётный (Brisa pasajera).

Del ambiente melancólico de Rachmaninov pasamos a Modest Mussorgski y su ciclo Детская (El cuarto de los niños), que presenta, con textos del propio Mussorgsky, siete escenas infantiles en las que el niño canta en primera persona con algunas intervenciones de la nodriza o la madre. Stotijn desplegó una gran expresividad y vimos el pequeño Mischa inocentemente enfadado en Вуглу (De cara a la pared), asustado por un escarabajo amenazador en Жук (El escarabajo), rezando por su extensa familia en На сон грядущий (Es la hora de dormir) o jugando feliz a Поехал на палочке (Un vuelo con un caballo de madera). Una delicia de canciones y una delicia de interpretación que nos llevaron hasta el descanso con la sonrisa en los labios.

Pero lo mejor aún estaba por llegar. En la segunda parte dejábamos atrás los compositores rusos para escuchar el noruego Edvard Grieg y las que probablemente son sus canciones más conocidas, el ciclo Haugtussa, a partir de poemas de Arne Garborg y con música variada y de clara inspiración folclórica. Stotijn y Drake hicieron una estupenda versión de este precioso ciclo, de la primera canción a la última, por destacar algunas, citaré la sensual versión de Møte (Encuentro), la divertida Killingdans (Danza de la cabrita) y la delicada versión de Ved Gjætle-Bekker (Cerca del arroyo Gjaetle), una canción que nos recuerda inevitablemente la canción del arroyo que cierra Die schöne Müllerin de Schubert.

Para terminar y como propina, dos de las Cinco canciones negras de Xavier Montsalvatge: Canción de cuna para dormir a un negrito y Canto negro, muy celebradas por el público que salió, por lo que pudimos ver, con esa cara de satisfacción que indica que todo ha ido bien; sin duda habíamos disfrutado de un muy buen recital. Y, por supuesto, habíamos asistido a un acto cultural, por más que haya quien se empeñe en devaluarlo a la categoría de entretenimiento.

fdo. Silvia Pujalte

* Esta misma crónica ha sido publicada en el portal  Nuvol.com

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